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Un panadero comodorense elabora en Chile, facturas “a la argentina”

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Alejandro Asencio, joven panadero comodorense, vive en Coyhaique donde intenta imponer el sabor de la repostería argentina. “No es conocida pero empezó a gustar”, reconoce. Se formó en los talleres municipales y sueña con generar recursos para tener su propia panadería.

Alejandro Asencio es en sí, un exponente de la panadería tradicional argentina. Y aunque el título parezca altisonante, éste joven comodorense formado en los talleres municipales encontró del otro lado de la Cordillera, una oportunidad para trascender su habilidad y su pasión.

Dice no arrobarse “títulos” pero sí demostrar en el terreno lo que es capaz de hacer siempre que haya harina y un horno dispuesto. En tiempos de pandemia, entendió que para concretar su emprendimiento propio, debía realizar alguna “movida” algo más osada. Tomar impulso y en sí, seguir capitalizándose con aprendizaje. El desafío se dio hace algunos meses, ante la idea de ampliar el mercado y hacer experiencia. Radicado en Coyhaique, Alejandro quien residía en el barrio Jorge Newbery, trabaja en su rubro, elaborando facturas con un toque argentino. “Soy hijo de chilenos, nacionalizado y tengo familiares acá. Hay muchos argentinos trabajando inclusive otros que son comerciantes. No soy el único, simplemente aporto con lo que sé”, cuenta Alejandro quien diferencia a la pastelería trasandina de la que suele consumirse en nuestro país en cualquier ronda de mate. “Soy el encargado de las facturas en la panadería donde trabajo. Acá se consume bastante pero no se conocen como las de allá. Quizás acá se compra en menos cantidad. Hacemos pan integral y de salvado y también hay reducción de sal para mantener a la clientela sana”, explicó.

De hecho por una cuestión de hábitos y costumbres, en Chile no se conoce a la factura argentina como un producto tradicional para el desayuno o la merienda. Y por eso, éste producto tan común a la hora de compartir, comienza a imponerse en otro tipo de paladares a partir de su elaboración distinta. Lo dulce, el sabor, la combinación y la estética es lo primero que parece entrar por los ojos. Y en sí, la factura “made in Comodoro” ya no suena tan desconocida en la sureña ciudad de Coyhaique.

Alejandro Asencio comenzó a incursionar en la panadería en Don Carlos. “Casi dos años estuve trabajando ahí; después pasé por Pandy en calle Polonia; San Carlos de nuevo, La Poderosa y antes de venirme en Delicias Patagónicas. En su momento, hice un curso de Panadería en Punto de Encuentro que me sirvió porque aprendí muchas cosas”.

Además de la pasión y el profesionalismo que requiere su tarea, consideró que la concentración en el trabajo es un factor clave. “Cuando me presenté dije que sabía hacer facturas y también pan. En Chile cambian los ingredientes pero el pan francés o felipe es una marraqueta que se hace con la misma masa a lo igual que las ayuyas. También hago raspaditas, bizcochos de grasa y hojaldre que es algo que me gusta hacer”.

El joven comodorense que solía hacer pan en casa vendiéndolo a conocidos y familiares hoy transita por un proceso “a distancia”, separado de los afectos pero con la idea clara de poder progresar hacia un proyecto propio. “En Chile hay oportunidades y quizás mucho mejor pagas. Es otra mercadería y se manipula la masa de otra manera pero venir acá y hacer panadería argentina en principio no tenía salida. Se puede aprender para poder emprender. Hay que tener la actitud y las ganas solamente”.

En Coyhaique vive con su abuela; tíos y primos mientras en Comodoro Rivadavia sus padres y su hermana, acompañan su sueño bastante más a la distancia. “Extraño mucho a mi novia que se quedó allá pero apenas termine la pandemia, le mandaré el pasaje y también a mi banda de heavy metal extremo que se llama Brutal Masturbation. Solíamos tocar en El Trahuil o El Sótano Pub. Ahora está todo cerrado pero estaría bueno juntarnos para tocar alguna vez en Coyhaique”, propone.

“Cuando uno siente pasión por el arte o por algo que siente como propio, algo que te identifica hay que arriesgarse a ir a cualquier lado. El que no arriesga nunca gana nada. A veces es necesario ya se salir del país o buscar nuevas y mejores oportunidades. Yo en ese sentido, preferí no quedarme con las ganas”.

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