Hasta hace poco los famosos Head Hunter eran figuras bastante lejanas para cualquier persona que se encontraba en la búsqueda de trabajo o deseosa de mejorar su situación laboral, dado que estos “cazadores de talentos” históricamente se han concentrado en un segmento específico de la población, capturando a ejecutivos de alto rango para elevadas posiciones empresariales. Sin embargo, este escenario está a punto de cambiar radicalmente.
En una iniciativa pionera en Chile, el Gobierno, a través del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence), dotará a las asociaciones gremiales de la facultad para operar como Agencias Privadas de Intermediación Laboral (APIL), una suerte de Head Hunter que se encargará de identificar las habilidades y competencias que presenta una persona, para luego vincularlas con los requerimientos de sus empresas asociadas y el resto de los actores que participan en el mercado laboral.
Revista Past & Panhe conversó con Francisco Agüero, Jefe Nacional de Empleo del Sence, quien adelantó que los gremios podrán operar como una APIL, en virtud de una licitación que se llevará a cabo entre los meses de junio y julio. De igual forma, el ejecutivo detalló que este modelo de gestión fue tomado de la experiencia en Canadá, Francia y Australia, donde efectivamente se logró reducir la brecha entre el tiempo de cesantía y el momento en que una persona logra encontrar trabajo.
¿Qué motiva al Sence a desarrollar esta iniciativa?
“Uno de los objetivos centrales que ha impulsado el gobierno de Sebastián Piñera, es fomentar el acceso al mercado del trabajo de aquellas personas que hoy se encuentran en una situación de vulnerabilidad laboral, ya sea porque no tienen un ingreso adecuado, o bien, porque están desempleadas.
Es por ello que nos hemos concentrado en diseñar una estrategia que nos permita conectar, en forma efectiva, la oferta con la demanda laboral. Todo esto, apuntando siempre a contar con empleos de mayor calidad.
Lo anterior, dado que este es un elemento medular para el desarrollo personal y profesional de cada individuo, y muchas veces pasa que se generan oportunidades en el mercado laboral, pero las personas las desconocen o manejan escasa información al respecto.
También pasa que los interesados carecen de las redes de contacto ad hoc para acceder a estas opciones. Entonces, nuestra meta es ir disminuyendo esta brecha informativa, para lo cual es extremadamente necesario que se incorporen a la escena agentes de intermediación laboral, con capacidad para desplegar una gestión profesional y eficiente en el desafío de identificar las habilidades y competencias que presenta una persona, de manera de luego vincularlas con los requerimientos de las empresas. En este contexto, las Agencias Privadas de Intermediación Laboral (APIL) cumplen este rol a cabalidad”.
¿Pero las oficinas municipales ya venían desempeñando este rol de intermediación laboral?
“Así es. Sin embargo, pensamos que aún existe espacio para que se incorporen nuevos actores, que nos ayuden de forma más eficaz y expedita en la tarea de sumar al mercado laboral a la gente que se encuentra en una situación vulnerable o está excluida del sistema.
Creemos que las APIL van a desempeñar un papel clave en esta iniciativa que estamos creando, porque pueden cubrir las necesidades de las personas y del mercado de una manera mucho más rápida y estable en el tiempo, que si sólo dejamos esta gestión en manos de las oficinas municipales”.
¿Es comparable la figura del Head Hunter con la de una APIL?
“Absolutamente, de hecho en el mercado laboral, los Head Hunters son conocidos como eficaces intermediadores en la búsqueda de ejecutivos de alto rango para determinadas empresas. Pero hasta ahora, como tal sólo se han movido en un segmento muy específico de la población en Chile, centrándose en la identificación de profesionales que arrastran una importante experiencia y un gran currículum postuniversitario.
En cambio, nuestra apuesta es mucho más masiva y por ende estratégica, dado que las agencias de intermediación laboral se van a abocar a la tarea de detectar oportunidades para personas que realmente precisan de un trabajo, o que desean mejorar su situación, reduciendo de paso la actual tasa de cesantía del país”.
¿Qué rol nos compete a los gremios dentro de la gestión que desplegarán las APIL?
“Esto es un punto muy importante, ya que desarrollar proveedores pertinentes al proyecto, es fundamental para que este programa sea exitoso. Y como se trata de un plan innovador, tenemos que estudiar quiénes cuentan con la capacidad y el expertise necesario para operar como intermediadores laborales.
Por ello, un actor que nosotros pensamos que puede ser muy relevante dentro de esta cadena, son las asociaciones gremiales, ya que desde hace muchos años ellas cuentan con un perfecto conocimiento de cuáles son los requerimientos que presenta su industria, además de estar en un permanente feedback con sus asociados.
Y justamente una de las grandes necesidades que vienen identificando los gremios, es ofrecer a sus empresas candidatos con un determinado perfil, que cumplan con las exigencias que se están buscando.
En ese sentido, ya se han gestado las primeras aproximaciones para que estas entidades puedan transformarse en una APIL. Lo anterior, también representa una gran oportunidad de sistematizar y profesionalizar la actividad de búsqueda y contacto laboral en los gremios, quienes vienen ejerciendo esta tarea de manera muy informal.
En síntesis, ellos van a tener un gran impacto dentro de este sistema, y pienso que cuentan con la capacidad y experiencia para transformarse en una APIL de gran éxito”.
¿Qué requisitos deben cumplir los gremios para transformarse en una APIL?
“Los requisitos son básicos y no hay nada que al final de cuentas impida a una asociación constituirse en una APIL. Lo más importante es que el gremio sea una persona jurídica, avalada por su experiencia en el ámbito de intermediación laboral y, en general, estas instituciones ya han demostrado ese punto con creces en los últimos años. Por tanto, no cabe duda de que ellas son un muy buen potencial candidato para participar de este programa.
Ahora bien, los agentes de intermediación laboral que van a estar con nosotros en una primera etapa, serán convocados mediante una licitación pública en cada una de las regiones del país, la cual se va a llevar a cabo entre los meses de junio y julio. En el fondo, esta instancia será una invitación a que todas las instituciones que puedan desempeñan esta labor, se sumen”.
¿Qué criterios utilizará el Sence para elegir las propuestas?
“Una vez que las tengamos, nosotros vamos a considerar distintos criterios: Uno de ellos va a ser la experiencia que nos puedan demostrar. Otro criterio es el equipo profesional que esté detrás de la institución y, por supuesto, vamos a analizar si efectivamente cumplen con el perfil que hemos definido de un intermediador laboral idóneo. Todo ello lo vamos a materializar a través de un puntaje que le se asignará a cada propuesta.
Es importante destacar que más allá de que los gremios operen como proveedores de este programa, nos interesa que los agentes privados sean socios estratégicos nuestros, y que nos ayuden a la intermediación laboral de los grupos más vulnerables del país.
El proceso para avalar a las APIL será relativamente corto. De hecho, estimamos que el período de revisión y adjudicación se extenderá por aproximadamente dos semanas más”.
¿Qué estrategia deberán seguir las APIL para operar como agentes de intermediación laboral?
“Este es un tema muy interesante, porque no existe una exclusiva estrategia que sea exitosa para poder intermediar a los grupos vulnerables. Y he aquí la importancia de que las APIL sean nuestros socios estratégicos en este proyecto, dado que cada uno de estos agentes va a tener diferentes maneras de abordar el tema, y a partir de éstas vamos a ir consensuando cuál es la fórmula más adecuada para ayudar efectivamente a los grupos excluidos.
Por lo anterior, nosotros no queremos imponer una estrategia definida sobre cómo llevar a cabo esta actividad, sino que queremos acompañar a las APIL en este proceso, para que luego y en conjunto, definamos cuáles son las mejores prácticas”.
Pero, ¿tienen algún estándar de cómo deberían operar las APIL?
“Tenemos un conjunto de recomendaciones, donde algunas han sido más exitosas que otras. En primer lugar, para poder intermediar a los grupos de personas más vulnerables, es necesario realizar una gestión que no sólo implica levantar el teléfono, llamar a una empresa y proponer a un candidato para posteriormente juntarlos. Aquí estamos hablando de la entrega de una asesoría real al postulante que está buscando trabajo, de acompañarlo en el proceso y de trazar un perfil objetivo de sus habilidades y competencias.
Por esta razón esperamos que las APIL hagan una muy buena lectura de las competencias laborales de las personas que hoy se encuentran en una situación vulnerable. La idea es que no se comentan errores como los que ahora se dan, donde muchas veces se envía a candidatos a determinadas empresas, que no cumplen con los requisitos del perfil exigido por las mismas.
Y es que en la medida que los agentes de intermediación logren identificar perfectamente qué es lo que necesita una compañía y juntar esto con las competencias que presenta una determinada persona, vamos a lograr una colocación exitosa, lo que implica no sólo insertar a la persona en el mercado laboral, sino que además conseguir que ella se mantenga en forma estable en su nuevo puesto y pueda desarrollarse”.
¿Tomaron el modelo APIL de alguna experiencia extranjera?
“Nosotros hemos evaluado distintos modelos que hemos tomado de Canadá, Francia, Australia y Alemania, y los hemos adaptado a la realidad chilena con el apoyo de una consultora que nos ayudado a diseñar este programa.
La experiencia de las APIL en estos países ha sido súper exitosa y ha logrado reducir la brecha entre el tiempo de cesantía y el momento en que la gente encuentra trabajo, un reto que nosotros también aspiramos a cumplir en Chile”.