Los correctos hábitos alimenticios son la base de una nutrición adecuada y saludable. El punto es que la mayoría de ellos se forman cuando somos pequeños, por lo cual una buena educación en ese sentido, es clave para asegurar una vida con menos sobresaltos en materia de sobrepeso o enfermedades.
cruzar las calles, en fin, hay un sinnúmero de normas que las guían durante su desarrollo social
Pero además existen otros rituales que se practican día a día en pos del autocuidado, como por ejemplo, los hábitos de higiene y de alimentación, que son fundamentales para mantener una buena salud.
Tomar conciencia de la importancia de este último, resulta vital para las personas del Chile de hoy, dada la variada oferta de productos para comer que existe en el mercado. Ello, considerando también que de acuerdo a la última encuesta nacional de salud llevada a cabo por el ministerio del ramo, el 67% de los compatriotas tiene sobrepeso y, de no tomar las medidas necesarias para frenar esta situación, es posible que al año 2020 tres cuartos de la población nacional presente esas condiciones.
La raíz del problema, según los expertos, es la falta de educación alimentaria y el fácil acceso a la comida chatarra, situaciones que además de afectar a la población adulta, están impactando directamente sobre los niños. De este modo, el resultado es que el 40% de los escolares en Chile tiene sobrepeso, y de acuerdo a la Junji, el 6% de los niños entre dos y tres años tiene obesidad, cifra que se dispara al 23% entre los seis y siete años.
Ante este escenario, los especialistas coinciden en que la solución debe partir desde las familias, siendo este núcleo el responsable de crear hábitos alimenticios.
Pero, ¿qué son en realidad los hábitos alimenticios? Francisca Delpin, nutricionista de la Clínica Cordillera, los define como “el modo de alimentarse que tiene una persona, y esta forma es adquirida tanto por práctica como por frecuencia. Los hábitos consideran circunstancias tales como dónde, de qué manera y con quién se come. Un ejemplo de ellos es enseñar al niño a ingerir al menos tres frutas naturales todos los días y tomar suficiente agua”.
Entonces, es responsabilidad de los mayores que los niños aprendan a alimentarse de manera adecuada e incorporen esa enseñanza a su diario vivir. De esta forma, estarán previniendo enfermedades como la obesidad infantil o deficiencias de nutrientes, especialmente de calcio, hierro o vitaminas.
Tarea para la casa
“Los hábitos alimenticios se deben empezar a inculcar en el hogar, desde el instante en que el niño empieza a comer”, explica Francisca Delpin. Y aunque en un primer momento se puede pensar que es algo complejo, la especialista asegura que sólo basta con dedicar un poco de tiempo y con comprometer la participación de toda la familia, que debe ser coherente en su accionar para no provocar confusiones en los menores.
“Se debe aprender a respetar los horarios de las comidas y a realizarlas en un ambiente de tranquilidad y afecto. En el aspecto práctico, es necesario internalizar conductas como el no agregar azúcar a las papillas para que sean más apetitosas, no adicionar sal ni dejar el salero en la mesa, variar en los tipos de alimentos para acostumbrar al niño a recibir distintos sabores y consistencias, y seleccionar para todos siempre los productos más nutritivos y saludables”.
Adicionalmente, los padres deben estar atentos al tema de las pataletas en la hora de la comida. “Es importante no asociar el llanto al hambre, por lo que hay que evitar dar alimentos que no sean los adecuados para que el niño se entretenga o se calme, ya que en el futuro esta asociación le podría llevar a resolver una situación negativa o de angustia con comida. Asimismo, jamás se debe premiar o castigar con alimentos, por la misma razón”.
La escuela también cumple un rol muy importante, sobre todo en el caso de aquellos niños que tienen un horario extendido o de jornada escolar completa, por lo que deben consumir más de una comida en el establecimiento.
Para Francisca Delpin, “el problema alimentario más común en el colegio, es la falta de supervisión de la cantidad y calidad de lo que un niño ingiere, lo cual representa un riesgo de mayor obesidad o de bajo peso en infantes inapetentes”.
Este punto se vuelve más complejo con la presencia de kioscos dentro de los establecimientos, los cuales tienen a la venta una serie de productos altos en sodio, azúcar o grasas, que son altamente consumidos por los escolares.
“Ahí debería haber supervisión del apoderado y optar por no enviar dinero para comprar comida, sino que mandar una colación desde la casa, para asegurarse que contenga elementos saludables. También es importante enviar agua, porque los niños tienden a no hidratarse lo suficiente y deberían consumir entre 1 ½ y 2 litros por día”.
Otro gran desafío para los padres es cambiar o mejorar sus propios hábitos alimenticios, situación elemental para enseñar a los pequeños a comer de manera saludable. Una tarea que, de acuerdo al ex director del Inta, Fernando Vio, es posible llevar a cabo siempre y cuando se tengan las ganas.
“Un adulto puede cambiar sus hábitos, pero debe tener la voluntad férrea de concretar esa modificación. Por lo general lo hacen sólo después de un evento catastrófico, como puede ser un infarto al miocardio, un accidente vascular, diabetes o cualquier enfermedad grave relacionada con su alimentación”.
Por otra parte, el especialista comenta que “la idea de educar a los niños es importante, porque ellos pueden de vuelta influir en sus padres, como ha sucedido con el tabaco o con el medio ambiente, donde los hijos, con mayor sensibilidad por estos temas, han logrado cambios significativos para el entorno”.
El pan, un pilar clave
Francisca Delpin señala que hay que tener en mente que la base alimenticia sobre la que deben consolidarse los hábitos de los niños, debe estar dada por las frutas, las verduras, los lácteos y los productos derivados de los cereales, como el pan. “Me gustaría precisar que el pan es saludable para los menores, siempre y cuando se consuma en la cantidad diaria recomendada: 2 unidades para un varón y 1 ½ para una niña. Igualmente es relevante fijarse en que el agregado que lleve sea adecuado, prefiriendo alternativas como el quesillo, el jamón de pavo, el huevo, la palta o los tomates”.
Y es que no se puede perder de vista que el pan debe ser un alimento básico en cualquier dieta, por lo que los niños tienen que incorporar su consumo de manera frecuente, como hábito regular, dada la gran cantidad de beneficios para la salud que su ingesta reporta.
Claramente deben quedar atrás todos los mitos generados por erróneas informaciones y desconocimiento médico, que lo vinculan a problemas de obesidad, dado que este noble producto está en la base de la pirámide alimenticia y en Chile además presenta características nutricionales potenciadas, ya que la harina de trigo con la que se elabora está fortificada por ley y aporta vitales cantidades de vitaminas (del complejo B) y minerales.
De este modo, el pan cumple un rol trascendente en la prevención de múltiples enfermedades a lo largo de toda la existencia de las personas, ayudando a eliminar o reducir problemas de espina bífida, cáncer de colón y otros tipos, así como inconvenientes digestivos y cardiovasculares.
Asimismo, cabe destacar que el pan artesano, tradicional, representa una alternativa que ningún alimento envasado puede superar, ya que entrega un alto nivel de energía a los menores, lo que es un elemento muy importante para esa etapa de la vida.
Francisca Delpin indica que existen algunos panes que aportan menos calorías que otros, como por ejemplo la marraqueta, “ya que no tiene grasa respecto de algunos como la hallulla o la doblada. En el primer grupo también se incluyen el pan pita y el de molde”.
En el caso de los panes integrales, puntualiza que “entregan una mayor sensación de saciedad y ayudan a regular el tránsito intestinal por su contenido de fibra”. A su vez, recomienda para los hipertensos optar por el pan sin sal.
Y volviendo al tema de los hábitos, la especialista también hace hincapié en el punto relacionado con las colaciones que se envían para el colegio, donde cree que el pan igualmente debe jugar un papel relevante, dado que es más sano y barato que muchos productos que se suelen consumir entre comidas. “El pan tiene un mejor precio y hay mayor variedad respecto de galletas envasadas o barras de cereal, que por lo demás en ocasiones presentan altas dosis de azúcar y tienen una calidad muy variable, dependiendo de sus marcas”.
Rutinas alimentarias
Ahora bien, para enseñar a los niños y crearles lo que se denominan hábitos alimenticios, la nutricionista Karen Cruz, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello, puntualiza que “hay que entender que el proceso de aprendizaje se tiene que basar en la construcción de rutinas alimentarias, en las cuales es fundamental la participación de los adultos al cuidado de los infantes”.
De este modo, los mayores deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
1.- Evitar distracciones (televisión, computador, juguetes, etc.) y discusiones durante la comida. Se debe contemplar un ambiente tranquilo y agradable en esos momentos.
2.- Entregar en cada tiempo de comida un alimento que forme parte de los grupos básicos (lácteos, carnes, cereales, frutas y verduras).
3.- Si algunos alimentos son rechazados por los menores, ofrecérselos en una presentación diferente, con figuras y colores más atractivos para ellos.
4.- Mantener los horarios según la edad de los niños: Lactantes, por ejemplo, mamadas cada 3 ó 4 horas y, desde el año de vida, 4 a 5 tiempos de comida por día.
5.- No entregar golosinas o snacks ricos en azúcar, sal o grasa antes de las comidas, ya que estos reducen el apetito.
6.- Servir comidas atractivas, evitando condimentos muy fuertes o picantes. Lo ideal son alimentos con distintos colores y texturas.
7.- Evitar frituras, exceso de sal o azúcar, de modo que el niño se acostumbre al sabor natural de los alimentos.
8.- Fijarse en la temperatura de las comidas, de manera que no estén demasiado frías ni calientes, a fin de que ello no entorpezca la ingesta fluida de alimentos.
Cuerpo sano, mente sana
Por último, cabe señalar que es deseable que los correctos hábitos alimenticios puedan complementarse con una actividad física regular. En ese sentido, en octubre de 2010 el Gobierno aplicó por primera vez el Simce de Educación Física en nuestro país y los resultados obtenidos demostraron que el 40% de los alumnos están excedidos de peso y sólo uno de cada diez posee un estado físico aceptable.
Por lo anterior, está surgiendo la idea de que se aumenten las horas semanales de educación física en los colegios y de que se incorporen cursos deportivos en las mallas curriculares de las carreras universitarias. A ello se agregaría la instalación en las empresas de las llamadas pausas-activas cada dos o tres horas, para que las personas eviten estar sentadas todo el día.
En relación a estos temas, el Ministro de Educación, Joaquín Lavín, anunció la entrega de implementos deportivos a 3.300 establecimientos escolares (lo que implica una inversión de 1.600 millones de pesos), con el objetivo de que las clases de educación física sean más entretenidas y motiven mayormente a los estudiantes. Además, por primera vez el se abrirán fondos concursables para talleres deportivos, con la idea de que los colegios participen de ellos.
El llamado de las autoridades y de los especialistas en nutrición, es a mantener activos a los pequeños, ya que no basta con una buena alimentación, sino que también es fundamental cambiar los hábitos en materia de actividad física.
Y como una forma de englobar todos estos aspectos, el Gobierno está impulsando el programa “Elige Vivir Sano”, que es encabezado por la primera dama, Cecilia Morel. La idea es que tanto padres como hijos aprendan a mejorar su alimentación y, en consecuencia, su calidad de vida. Para ello, en el portal www.eligevivirsano.cl, es posible encontrar tips sobre colaciones saludables, ejercicios para realizar en familia y consejos para mantenerse en forma.
RECUADRO 1
ROTULACIÓN Y VENTAS ABREN LA POLÉMICA
Otra iniciativa que se lanzó recientemente en favor de la salud de los menores, es el proyecto de ley sobre rotulación de alimentos, que busca regular la venta y prohíbe la publicidad de aquellos productos envasados que tengan al menos una característica nutricional elevada, como la sal, el azúcar o las grasas.
Algunos expertos aseguran que esta prohibición no abarca el tema de fondo: Inculcar los hábitos alimenticios en los niños. Así lo cree el pediatra y obesólogo Alberto Kohan, quien afirma que “si bien la regulación de los alimentos hipercalóricos es algo que debe abordarse imperativamente, el problema real son los hábitos de la población. Por esto, más que prohibir algunos productos, sea en colegios o universidades, es mejor cambiar conductas, ya que la negativa de venta no va a terminar con el sobrepeso de los niños, porque igual podrán conseguir estas comidas en la calle o en casa. Además, esta ley no se hace cargo de todos los alimentos dañinos, sino que sólo de aquellos envasados”.
No obstante, el especialista rescata de esta iniciativa, el hecho de que haya permitido la instalación del tema en la agenda pública y su discusión en la sociedad.
Cabe señalar que dicho proyecto obtuvo la aprobación de la Cámara de Senadores, con 26 votos a favor y una abstención del parlamentario UDI Jovino Novoa. Ahora se espera un veto presidencial, que modificará los tres puntos que fueron más discutidos en la Cámara Alta.
Uno de ellos es el artículo cuarto, donde se estipula que los establecimientos educacionales deberán incluir en sus programas de estudios, en todos sus niveles y modalidades de enseñanza, contenidos que desarrollen hábitos para una alimentación saludable y programas curriculares con al menos tres bloques semanales.
También se espera la modificación del artículo seis. En él se menciona la prohibición de vender o publicitar dentro de establecimientos educacionales de cualquier nivel y modalidad, aquellos alimentos rotulados por el Ministerio de Salud como “alto en calorías”, “alto en sodio” o “alto en grasas”.
Con el veto del Ejecutivo se busca que ambos puntos sólo se apliquen en establecimientos de educación básica y media, excluyendo a las universidades o centros de formación técnica.
El último punto conflictivo está dentro del artículo seis, y en éste se prohíbe la publicidad de alimentos sucedáneos de la leche materna, lo que busca revertirse.
RECUADRO 2
UN BUEN DESAYUNO
Se suele decir que el desayuno es la principal comida del día. De acuerdo a la nutricionista Macarena Araya, no sólo es la más importante, sino que también es vital para el buen desarrollo de los niños y su rendimiento escolar.
“Tiene un gran impacto en el crecimiento, en el desarrollo intelectual, en el rendimiento físico, entre otros factores, y además ayuda a reducir o mantener el peso corporal”.
Pero ¿cómo sería un desayuno completo para los pequeños? Lo principal es que esté compuesto por tres tipos de alimentos:
- Un lácteo: Leche, yogurt, leche cultivada, quesillo, entre otros. Idealmente descremados o semidescremados.
- Un derivado de cereal: Pan, idealmente marraqueta, por ser un producto sin colesterol ni grasa. Y para acompañarla, mermeladas, jamón de pavo o pollo, palta (sin aceite), huevos (cocidos en agua), entre otros.
Una fruta: Al natural o convertida en jugo.